Arabia Saudita quiere depender totalmente de la energía
renovable y limpia, según ha dicho el príncipe Turki Al Faisal Al Saud, uno de
los voceros del reino. No ha dicho cuándo espera poder cumplir con ese
objetivo, sin duda valiente tomando en cuenta que Arabia Saudita es el primer
productor de petróleo del mundo.
Ante el escepticismo que su afirmación pueda despertar, el
príncipe asegura que su país está invirtiendo en energías renovables, energía
nuclear y otras alternativas a los combustibles fósiles. El petróleo, tan
abundante bajo en suelo saudita, podría ser utilizado para producir otros
bienes, como los plásticos y polímeros. ¿Y qué fuente de energía renovable
parece interminable en el poderoso reino de la península arábica? La solar, por
supuesto.
El diario The Guardian señala que otra tecnología de la que
Arabia Saudí puede echar mano para limitar sus emisiones de carbón es la
captura y almacenamiento de carbono, ya que los pozos petroleros agotados
podrían ser utilizados para el almacenamiento de dióxido de carbono comprimido.
El progreso en ese campo hasta ahora, no obstante, es pequeño.
En 2009, durante la reunión previa a la COP15, Arabia
Saudita pidió ayuda financiera para paliar la disminución de ingresos que
sufrirá su economía su se concreta un pacto contra el cambio climático que
implique la reducción substancial del consumo de petróleo.
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